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Un año de bajas riquezas. Un año sin neo-nicotinoides. La solución en la genética

Sería una osadía establecer, a día de hoy, la causa de las bajas polarizaciones que estamos encontrando en la remolacha. Pero nuestro sector está pendiente de explicar lo que ha sucedido para que no se repita.

Las altas temperaturas nocturnas han alterado el equilibrio fotosíntesis respiración (a favor de esta última).

Las plantas usan el dióxido de carbono (CO2) del aire para producir azúcar; sólo en la hojas y durante el día, ya que es necesario el aporte de energía de la luz solar.

En la respiración las plantas usan los azúcares;lo opuesto a la fotosíntesisy ocurre en todas las partes de la planta (incluida la raíz). La planta respira las 24 horas del día y es muy importante que la temperatura de la noche sea más baja que la del día.

En conclusión, es posible que la planta haya producido durante las horas de luz del día lo que es normal, pero que haya consumido respirando durante las 24 horas del día mayor cantidad de energía de lo que es normal.

Un ataque de cercospora mayor que otros años

La cercospora” o “cercosporiosis” acompaña a la remolacha en todas las zonas.

La “conidia” del hongo microscópico “Cercospora beticola” aterriza en la hoja de la remolacha, crece y se reproduce propagándose a más hojas y más plantas. El hongo es semi-necrótrofo, y produce sus toxinas específicas: cercosporina y la beticolina

En otra especie muere la planta y desaparece; pero las remolachas se defienden brotando nuevas hojas en detrimento de las reservas acumuladas y de las que se están acumulando

Publica el I.T.B. que existe la posibilidad de que el hongo también se reproduzca sexualmente, lo que podría explicar la variabilidad de las cepas del hongo y los rápidos desarrollos de resistencia a los productos fungicidas.

El hongo C. beticola puede atacar a una larga serie de especies de la familia quenopodiáceas, lo que constituye un refugio para garantizarse la supervivencia en ausencia de remolacha; además, las esporas contaminantes, puede venir de residuos de cosecha: hojas, coronas, montones de tierra y los propios suelos ya contaminados.

Las variedades resistentes o tolerantes, son la base fundamental. Año tras año ponemos en el mercado variedades con variabilidad genética suficiente para adaptarse a la variabilidad de estas nuevas cepas.

Mayor mineralización de la materia orgánica presente en el suelo. Nitrógeno tardío a disposición de la planta

La fertilización de la remolacha es cada vez más técnica, de mayor precisión y con productos más avanzados. Si las aportaciones de nitrógeno han sido más ajustadas en primavera por los elevados precios y en otoño las altas temperaturas han facilitado la mineralización de la materia orgánica presente en el suelo y han “producido” más nitrógeno disponible, se ha invertido la curva ideal de absorción de nitrógeno por la planta.

El nitrógeno aumenta la producción de raíz; la producción de azúcar se incrementa con la disponibilidad de nitrógeno hasta un máximo, a partir del cual el exceso hace disminuir el rendimiento en azúcar.

Analizando en los peciolos de las hojas el nitrógeno que está todavía en estado inorgánico y no ha sido incorporado al metabolismo de la planta se puede interpretar si la remolacha ha tenido una disponibilidad de nitrógeno tardío que haya repercutido en una baja polarización.

El síndrome de baja riqueza, SBR.

En la remolacha esta enfermedad se asocia a una proto-bacteria  Arsenophonus phyto-pathogenicus,transmitida por la polilla o salta-hojas Pentastiridius lepori-nus (Hemiptera: Cixiidae). A. phytopathogenicus coloniza el floema de las plantas de remolacha y necrosa los vasos conductores de la savia.

Este fitoplasma está presente en el medio-ambiente, ya que hay numerosas plantas que lo albergan y puede ser transmitido a la remolacha:  Cultivadas como la patata, tomate, pimiento…, etc. O adventicias como el trébol, la cuscuta o el diente de león.

SESVanderHave propone las primeras soluciones genéticas y ha inscrito en Alemania las variedades tolerantes a SBR, FITIS y KAKADU, ambas tolerantes, también, a nematodos.

SESVanderHave propone las primeras soluciones genéticas y ha inscrito en Alemania las variedades tolerantes a SBR, FITIS y KAKADU, ambas tolerantes, también, a nematodos.

Primer año sin NNI’s. Algo de amarillez y/o daño de otros parásitos

Las condiciones agroecológicas de España son especialmente favorables para el desarrollo de insectos causantes de plagas. Los insecticidas NNis que se aplicaban a la semilla se transmiten a la planta por translocación sistémica (de raíz hacia la planta por la savia). Combaten plagas: pulguilla, atomaria, mosca de la remolacha… y sobre todo pulgones (vectores de la amarillez).

Los virus responsables de la amarillez: BChV y BMYV (moderada); BYV (grave), son transmitidos exclusivamente por pulgones vectores cuando pican las hojas de las remolachas para extraer la savia: Myzus persicae principal trasmisor para todos ello ; Aphis fabae vector secundario del virus BYV, pero no transmite BChV ni BMYV.

Existen otras especies de pulgones vectores, pero con muy baja capacidad de transmisión.

Con sus vuelos en primavera, los pulgones transmiten la amarillez que han adquirido de plantas reservorio: residuos y rebrotes de remolacha y otras adventicias

Un cierto número de especies, sin ser huésped del virus sirve de abrigo para los pulgones: colza y crucíferas de intercultivo.

Para los virus persistentes BChYV y BMYV (amarillez moderada) el tiempo de adquisición en una planta infectada es de 48 a 72 horas, y el pulgón queda infectado de por vida.

Para el virus semi-persistente BYV (amarillez grave), el tiempo de adquisición es más corto desde algunos minutos a varias horas y el virus se pierde en las 24 a 48 horas siguientes.

Ninguno de estos virus se transmite a la descendencia de los pulgones infectados.

La gestión que se ha hecho esta campaña para la protección de las plantas en ausencia de los tratamientos a las semillas ha sido eficaz, al menos en apariencia. La apuesta de la genética para combatir la amarillez es total y se antoja como LA SOLUCIÓN, aunque es muy compleja.

Las variedades tolerantes a la amarillez, a la vuelta de la esquina y las variedades resistentes un poco después

La primera enseñanza de los últimos ensayos es que hoy no existe variedad comercial que pueda ser calificada de tolerante a la amarillez.

Según los datos que nos llegan de Francia:

El PNRI ha puesto a punto un protocolo para evaluar las tolerancias a los diferentes virus: proyecto Yellows ResistBeet.

Proyecto Flavie de un colectivo de semillistas ha analizado la tolerancia de 1.000 híbridos demostrando que la tolerancia a un virus no conlleva tolerancia a otro virus.

Según el proyecto Probeet existe una fuerte variabilidad genética frente a los virus de la amarillez útil para la constitución de nuevas variedades. El proyecto ha mostrado igualmente que el carácter amarillo de las hojas no es un buen predictor de la tolerancia al virus.

SESVANDERHAVE con el Instituto alemán de Investigación de la Remolacha Azucarera (IfZ) Y con financiación del Ministerio alemán de Agricultura, ha llevado a cabo un proyecto en el que se ha conseguido identificar un gen de resistencia al BChV: Esta investigación ha demostrado que pueden desactivarse los factores de sensibilidad al virus.

Autor: Documento elaborado por el equipo de FLORIMOND DESPREZ IBÉRICA.

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