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Entrevista a Juan Ruiz Ortega, viticultor de Rueda

¿Cuáles son las características de su explotación?

Se trata de una explotación familiar un tanto peculiar ya que en la misma confluyen las dos ramas de mi familia, paterna y materna.

En cuánto a los cultivos la mayor parte es viñedo. Lo plantaron mis padres hace más de 35 años. Cuando me incorporé yo como agricultor, hace unos 15 años, aumentamos la superficie de viñedo. De unos diez años para acá también probamos con almendro y algo de pistacho. Además, contamos con unas pocas hectáreas de tierra de labor de secano. La mitad del viñedo y todo lo demás, leñosos y tierras de labor, se cultiva en ecológico.

Centrándonos en su actividad de viticultor, venimos de años atrás donde una hectárea de Verdejo en la D.O Rueda era la más productiva de cualquier cultivo en España con diferencia.  ¿Con los precios actuales que se están pagando por la uva en la D.O. Rueda, usted cubre los costes de producción?

Se hace muy cuesta arriba. En los últimos años los costes se han disparado y el precio de la uva, lejos de seguir esa tendencia, ha seguido la contraria. Teniendo en cuenta las características de mi explotación, es decir, la edad de muchos majuelos y su cultivo en ecológico, la respuesta es no.

Desde su perspectiva, ¿qué causas han provocado este desequilibrio entre oferta y demanda de uva en la D.O. Rueda.

Yo creo que la causa principal ha sido el exceso de plantaciones. El crecimiento que experimenta la D.O. Rueda en ventas anualmente no es suficiente para cubrir el aumento de producción de uva del que hemos sido testigos en los últimos años.

Para revertir esta situación y volver a la senda de los beneficios, se necesita poner encima de la mesa múltiples soluciones. ¿Usted es partidario de disminuir, temporalmente o permanentemente, los rendimientos por hectárea de la D.O. Rueda?

Pienso que puede ser una de las soluciones, pero no la única. La reducción que está reflejada en el pliego del consejo regulador, en un año de buena producción y teniendo en cuenta las hectáreas que tenemos acogidas en la denominación de origen, nos arrojaría una cifra de 180 millones de kg de uva, más de lo que el mercado es capaz de asumir, por lo que el problema seguiría estando presente. El problema que tenemos no es pequeño, por lo tanto, la solución no puede ser única y las mismas deben de estar a la altura de las circunstancias.

La actual Ley de la Cadena Alimentaria es una herramienta que podría tener el viticultor para no tener que vender su uva por debajo del precio de coste. ¿Por qué no se está cumpliendo esta Ley?

Podría ser una herramienta para el viticultor y para todos los sectores en general. No somos los únicos integrantes del sector primario a los que están pagando por debajo de costes. Creo que la administración no se atreve a hacer cumplir la ley porque hay muchos intereses detrás y en el momento en que lo haga con un sector, todo el país reclamaría el mismo trato.

La medida más drástica e inmediata sería el arranque incentivado económicamente de viñedos. ¿Usted en su explotación estaría interesado en aplicar esta medida?

Teniendo en cuenta los términos y condiciones de dicho arranque, es muy probable que sí. Lo último que quiere un viticultor es ver sus cepas con las raíces al aire, pero estamos en un momento en el que hay que tomar decisiones importantes.

Esta situación de crisis para los viticultores de Rueda no solo repercute en la caída drástica de rentabilidad de la uva, también en la alarmante caída del valor patrimonial de los viñedos. ¿Usted cree que es justo que esta situación esté provocando la venta de viñas en producción a precios de saldo?

Es una pena. Las familias de la zona, que son las que de verdad han creado riqueza en este territorio, están perdiendo su capital. Además, ¿qué joven va a coger el relevo de sus familiares con este panorama? Se pierde capital económico y humano. Los pueblos de tradición vinícola se vacían porque la viticultura no es atractiva para las siguientes generaciones.

¿Usted cree que los viticultores ante la falta de rentabilidad del cultivo están introduciendo técnicas de ahorro de costes lo que provoca un deficiente manejo?

Parece evidente que es así. Si no se saca rentabilidad de un cultivo, antes de abandonarlo o venderlo, intentas reducir costes hasta el extremo. Se reducen costes en podas, manejo de espaldera, nutrición de la planta…lo que sea antes de arruinarse.

Usted tuvo el valor de encabezar la primera protesta de los viticultores frente al Consejo Regulador de Rueda y el Instituto Tecnológico Agrario (ITACYL). ¿Considera necesario que los viticultores retomen posturas reivindicativas de nuevo?

Fui uno de los que lo encabezó, pero no el único. Lo hice porque creo que tengo que luchar por mi explotación, por mi familia y por mi tierra. Pero sólo era una de las voces de todos los que estuvimos allí que, por cierto, fuimos bastantes y con ganas de sumar.

Está claro que tenemos que seguir luchando por que se valoren nuestras uvas. Pero no se trata sólo de reivindicar nuestras posturas. Se trata de unirnos. Somos más de 1.000 viticultores en esta denominación y lo que tenemos que hacer es ser parte de la solución. Tenemos que hacer llegar nuestras propuestas al Consejo Regulador, a las administraciones y a las bodegas. Sentarnos con todos ellos y remar hacia un futuro digno es la única salida.

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