España dispone de un gran potencial para implantar procesos productivos basados en la bioeconomía, y su despegue se espera para el periodo 2020-2030
El Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas y Graduados de Valencia y Castellón (COITAVC) ha reunido a investigadores, instituciones y empresas agroalimentarias valencianas en la jornada ‘Sector Agroalimentario Sostenible e Inteligente’. En la misma se han analizado las aportaciones de la bioeconomía al modelo productivo agroalimentario ya que sus beneficios se vislumbran como los idóneos para hacer frente a importantes retos, como son el de alimentar a un población creciente, con unos recursos naturales limitados y con un medio ambiente cada vez más debilitado, todo ello sin perder de vista la rentabilidad empresarial.
Los datos no dejan lugar a dudas. Sólo en España, el sector agroalimentario y forestal genera 160 millones de toneladas al año de residuos, lo que supone un reto medioambiental al que la bioeconomía daría respuesta. Para Manuel Lainez, director del INIA, España tiene potencial para desarrollar esta nueva manera de producir, y se espera que el periodo 2020-2030 sea definitivo para su implantación, “siempre que seamos capaces de generar conocimiento, fomentar innovaciones tecnológicas, adaptar las estructuras organizativas y tener en cuenta las demandas de la sociedad”, ha afirmado en la jornada.
Todo apunta a que la administración tendrá un papel primordial en la implantación de estos nuevos modelos productivos. En esta línea, Maite Cháfer, Directora de Desarrollo Rural de la Conselleria de Agricultura de la Comunitat Valenciana, ha informado de que el Plan de Desarrollo Rural 2014-2020 y el Primer Plan Valenciano de Producción Ecológica ya disponen de partidas que se ajustan a inversiones aplicadas a bioeconomía, y la intención de esta Conselleria es seguir en esa línea, priorizando al sector primario, “porque es generador de empleo en el medio rural”, ha afirmado.
Otro de los aspectos que preocupa para el correcto asentamiento de este modelo productivo es lograr una adecuada transferencia de conocimiento desde las entidades investigadoras a las empresas. Un tema que ha analizado José Mª García Álvarez-Coque, miembro del Departamento de Economía y Ciencias Sociales de la UPV, que ha insistido en la necesidad de que la investigación académica recoja las necesidades sociales y económicas de nuestro territorio.
En las intervenciones, desde el propio Colegio de Ingenieros Agrícolas de Valencia y Castellón, a través de su presidenta, Regina Monsalve, se ha reclamado una normativa firme que apoye los pilares de la bioeconomía, y un mayor apoyo fiscal e instrumentos financieros para proyectos piloto asentados en la innovación, que serán la base de la implantación de un modelo productivo evolucionado como el que se está demandando.
Experiencias de empresas valencianas
Las jornadas han contado con la participación de empresas valencianas que, buscando la optimización y reducción de costes, han incorporado sin saberlo y de manera natural algunos elementos en los que se apoya la bioeconomía. Es el caso de Agriforest y Grupo Alimentario Citrus, que han destacado los beneficios que supone este modelo: ahorro de costes al reducir el uso de recursos como el agua, fitosanitarios, plásticos por la optimización de embalajes, reducción del gasto de combustible, entre otros.
En la jornada también han participado representantes de Biópolis, Cajamar Caja Rural, AINIA, Climate-Kic Spain, Colegio de Ingenieros de Montes, SEAE, FEDACOVA, IVIA y Cooperatives Agro-alimentaries de la Comunitat Valenciana. Todos ellos han coincidido en que un modelo productivo basado en la bioeconomía es, a día de hoy, la mejor alternativa para seguir produciendo de manera exigente, tal y como impone el contexto, pero a la vez, de manera consciente y respetuosa, para que en esa labor la víctima no sea el entorno, los recursos naturales y el medio ambiente.
La jornada ha sido clausurada por la Consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, Elena Cebrián, que ha reforzado la idea de que debemos apostar por un modelo de bioeconomía propio de los países del mediterráneo.
Foto de familia de la jornada Bioeconomía del COITAVC.
