Esta compañía continua su apuesta por las nuevas tecnologías, iniciada con la Universidad del Campo, con la apuesta en esta empresa especializada en agricultura de precisión y agronomía, con 10 años de experiencia
El Grupo Agrícola Castellana no para de crecer. El último miembro en incorporarse a esta gran “familia”, no ha sido ni el último tractor presentado en Agritechnica, ni el último modelo de cosechadora de John Deere. La última incorporación tiene que ver con la agricultura de precisión y se llama AGRAE.
AGRAE es una empresa que se dedica a la gestión del suelo y la fertilidad utilizando para ello herramientas de agricultura de precisión y conocimientos agronómicos. “En un servicio integral llave en mano, en el que el agricultor nos indica las parcelas y qué fertilizantes tiene y nosotros nos encargamos de todo, para ofrecerle la prescripción adecuada para conseguir los mejores rendimientos, ahorrando dinero”, señala Jorge Miñón, Director de AGRAE.
Hasta llegar a esta prescripción, AGRAE, realiza un estudio pormenorizado de varios elementos de nuestra explotación, para averiguar cuánto fertilizante tenemos que abonar y en qué formula.
En primer lugar, esta empresa “escanea” la parcela con un sensor que va montado en un quad que mide la electroconductividad que está relacionada con la textura del suelo. Con esta información, los técnicos de AGRAE elaboran un mapa de texturas superficial y otro de profundidad de hasta un metro. “Con esto vemos que zonas son más arenosas, cuáles son más arcillosas y cuáles tienen problemas de salinidad o de capas cementadas o de piedras en profundidad que condicionan el crecimiento de los cultivos”, explica Miñón.
Una vez que los técnicos de AGRAE disponen de esa información elaboran un mapa de segmentos que es una guía para saber dónde y en qué número tomar las muestras de suelo que es el segundo paso. Las muestras se llevan al laboratorio y allí, analizan los diferentes parámetros que son más interesante para ver la fertilidad del suelo y generar la prescripción. “Con estos datos conocemos la distribución de nutrientes en la parcela. Dónde hay más nitrógeno, dónde puede haber un bloqueo de fósforo, etc, se trata de ver lo que hay y plantear una estrategia.”, señala el director de AGRAE
Toma de imágenes satelitales
De forma paralela, AGRAE, también realiza un trabajo de toma de imágenes por satélite de los últimos 4-5 años para evaluar qué zonas en ese periodo han tenido más o menos vigor, aspecto íntimamente relacionado con la productividad. “Al final lo que obtenemos para nuestra recomendación son dos mapas, uno con lo que tiene el suelo y otro mapa con la producción potencial del suelo”, comenta Jorge Miñón. Con estos mapas, datos y parámetros, los técnicos de AGRAE generan una prescripción de fertilización adecuada a lo que necesita parcela y cultivos.
Una vez completado estos pasos, lo siguiente es la elección del fertilizante. “El agricultor nos comenta lo que tiene y nosotros le decimos lo que mejor se adapta a sus necesidades y en coste por unidad de fertilizante”, explica el responsable de AGRAE.
Después de elegida la fórmula, desde esta empresa le generan un mapa de proscripción y se lo envían para que lo cargue o si tiene servicio en la nube como el del Centro de Operaciones de John Deere se lo suben automáticamente. “Tenga lo que tenga el agricultor, le acompañamos y le ayudamos cargar el mapa y ponerlo en práctica, formándole si es necesario, para que pueda aplicar correctamente esta tecnología”, comenta Jorge Miñón.
Acompañamiento en todo el ciclo del cultivo
El estudio del suelo es solo el primer pilar del servicio que ofrece AGRAE. Esta empresa acompaña al agricultor en todo el ciclo del cultivo, viendo cómo evoluciona y realizando ajustes, si fueran necesarios, hasta llegar a la cosecha, que también se valida.
En esta fase, se recoge la información y se validan los resultados en previsión de la cosecha esperada y cómo fue el año. “También se realizan cálculos de los nutrientes que se quedaron y se extrajeron, un balance que se repite año tras año”, señala Miñón.
Tras varios años con este servicio en Castilla y León y otras comunidades como Aragón, La Rioja y Navarra, desde AGRAE han sacado sus propias conclusiones generales. “Lo habitual es que hay un 90% de sobrefertilización y sobre todo en el fósforo, que es lo que más encarece las fórmulas fertilizantes. Aplicamos fósforo como si fuera el segundo nutriente que necesitamos cuando generalmente es el tercer o cuarto que requerimos”, hace hincapié el responsable de esta empresa.
Ante esta situación que se está encontrando, AGRAE está realizando en las parcelas una planificación a medio plazo con la aplicación del fósforo para hacer un aporte cada tres o cuatro años y algo de mantenimiento en años intermedios.
Con el potasio en cambio, sucede lo contrario, hay una subfertilización ya que no se está aportando lo que se tenia que aplicar, por una cuestión cultural y tradicional de años de que los suelos de Castilla y León son ricos en potasio. “La cuestión más allá de si tenemos o no potasio, es si está disponible para el cultivo”, señala este Ingeniero agrónomo.
Ahorro de entre un 20% y un 40% de kilos de fertilizante
Los agricultores que han confiado su explotación a AGRAE ya ven los resultados. “A nivel de cantidad de abono conseguimos de media un ahorro de entre un 20% y un 30% en secano, mientras que en regadío el porcentaje de ahorro en kilos de fertilizante oscila entre un 40% y un 50%. En secanos rabiosos con techos de producción de 2.000 kilos, hemos llegado ahorrar en kilos de fertilizante un 50%, señala Miñón.
Toda esta reducción sin que repercuta en la producción. “El problema que tenemos en los primeros años, cuando prescribimos lo que necesita el suelo, es que tenemos que realizar una labor de agro-psicologia con el agricultor, que en algún caso se manifiesta en realizar en algunas parcelas dos zonas, una parte con nuestra recomendación y otra con lo que él aplicaría. Cuando lo ven por sí mismos no hay ninguna diferencia en producción y si en coste de fertilización es cuando se convencen”, explica Jorge Miñón.
