La reciente reforma del MAPA permite que personal sin formación específica actúe como inspector vegetal, poniendo en peligro la seguridad de nuestras producciones, ecosistemas y economía agraria.
La importancia de la inspección de sanidad vegetal en frontera
Como es bien sabido, las plagas y enfermedades de los vegetales han desempeñado un papel muy relevante en la Historia, siendo causantes de hambrunas, declives económicos y ruina de producciones y cultivos desde tiempos muy antiguos. Este riesgo fitosanitario ha aumentado de manera exponencial en los últimos tiempos debido al incremento del comercio mundial, permitiendo con ello que los agentes nocivos viajen y se desplacen tan rápido o más que los vegetales y productos que se intercambian. De ello han venido siendo conscientes los distintos países estableciendo, entre otras medidas, una inspección en frontera que permita identificar partidas comerciales portadoras o potencialmente portadoras de agentes patógenos para nuestras producciones, vegetales y ecosistemas.
En España, la introducción en territorio nacional de vegetales y productos vegetales procedentes de países terceros para cuya importación y posterior circulación se requiere un certificado fitosanitario se realiza principalmente a través de los Puestos de Control Fronterizo (PCFs), donde es preciso realizar una inspección fitosanitaria
La necesidad de contar con Inspectores de Sanidad Vegetal con competencia técnica y profesional
La inspección de sanidad vegetal en frontera controla la posible entrada de agentes nocivos para los vegetales; esto es, posibles plagas y enfermedades para las plantas (por ejemplo: el lepidóptero Spodoptera frugiperda o el tisanóptero Scirtothrips aurantii, entre otras muchas). Y no debemos confundir esta inspección con otra inspección totalmente diferente que también se realiza sobre los vegetales que entran en importación: la inspección higiénico-sanitaria, para el control de la salubridad de aquellas mercancías que van destinadas al consumo humano.
Centrándonos en la inspección fitosanitaria o de sanidad vegetal en frontera, ésta comprende distintas fases que no siempre se desarrollan simultáneamente:
En primer lugar, todas las mercancías tienen un control documental. Este tipo de control nunca ha sido un simple trámite administrativo, sino que requiere personal muy especializado para verificar elementos técnicos como los requisitos fitosanitarios de importación (por ejemplo: declaraciones adicionales, posibles tratamientos fitosanitarios, etc.) plasmados en el certificado fitosanitario del país de origen de la mercancía, la verificación y control de los requisitos de entrada comunitarios, el reconocimiento y control del estatus fitosanitario del país de origen y el conocimiento de la legislación fitosanitaria tanto nacional como comunitaria.

Posteriormente, en función de las frecuencias de inspección y riesgos para cada producto, así como de su procedencia, se realiza un control de identidad y físico sobre un determinado porcentaje de productos de cada partida de entrada, comprobando que la mercancía es la que dice ser y que implica la inspección física de la mercancía, buscando posibles plagas y enfermedades sobre la muestra y evaluando que su condición fitosanitaria sea adecuada. Estas tareas implican la aplicación de procedimientos de muestreo, así como la toma de muestras para envío a laboratorio, si es preciso.
En función del resultado de estos controles, se despacha la mercancía con su aceptación o rechazo, debiendo siempre estar firmado por la autoridad competente que es siempre el Inspector Oficial de Sanidad Vegetal, tal y como establece y obliga la normativa comunitaria.
De acuerdo con lo anterior, el Inspector Oficial de Sanidad Vegetal debe ser un funcionario con conocimientos suficientes para poder trabajar con solvencia en la tarea tan específica del ámbito de la protección vegetal frente a agentes patógenos (plagas o enfermedades del tipo que sean). Este requisito viene recogido en la normativa comunitaria, y España lo ha venido aplicando hasta ahora a través de la exigencia de que sólo los funcionarios con titulaciones que tengan atribuciones profesionales en materias de protección vegetal podían actuar como Inspectores Oficiales de Sanidad Vegetal, siendo básicamente los Ingenieros Agrónomos, Ingenieros de Montes, Ingenieros Técnicos Agrícolas e Ingenieros Técnicos Forestales.
La importancia de esta condición, que sigue la línea de que la mejor actuación profesional tiene como punto de partida la titulación en una enseñanza reglada especializada, radica en el necesario control de entrada de mercancías para proteger nuestras producciones vegetales, nuestros ecosistemas y nuestro patrimonio natural.
La integración de servicios de inspección fitosanitaria en frontera: el camino a la desprofesionalización
Sin embargo, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha adoptado recientemente una serie de reformas bajo el nombre de “integración de servicios” que, en definitiva y sobre lo que nos ocupa, indican que veterinarios destinados en PCFs podrán también realizar el control documental de la inspección fitosanitaria y, si sólo se realiza dicho control documental, podrán firmar como Inspector Oficial de Sanidad Vegetal aceptando o rechazando la mercancía. Recordemos, como hemos señalado anteriormente, que el control documental conlleva un análisis muy técnico y especializado de la materia, no apto para cualquier funcionario que carece de la adecuada formación técnica.
Un veterinario no tiene ninguna atribución profesional en el ámbito del control de las plagas y enfermedades de los vegetales, y esta instrucción dada por el MAPA, al introducir inspectores sin competencia técnica no puede tener otro objetivo que agilizar el despacho de mercancía a costa de rebajar la profesionalidad de los controles de inspección, lo que no tiene precedentes y resulta inédito en el ámbito del control en frontera.
Como reacción, ha habido varios inspectores de distintas ramas profesionales que han recurrido dicha instrucción, y es muy probable que continúe con demandas ante el juzgado. Es de destacar que, irónicamente, el MAPA instauró dicha norma bajo el título “Refuerzo de los controles en frontera a las importaciones de terceros países” dentro de las “43 Medidas” que fueron sólo suscritas por dos organizaciones profesionales agrarias, siendo así que es difícil entender cómo se pueden “reforzar” los controles fitosanitarios en frontera otorgando firma de Inspector Oficial de Sanidad Vegetal a quien no tiene ninguna atribución profesional para ello, ni enseñanza reglada, ni competencia técnica que lo justifique.
Consecuencias y riesgos
Sin duda, nos encontramos con un nuevo paso hacia la desprofesionalización de la Administración. El deseo de agilizar los trámites a cambio de rebajar la calidad de los servicios da un paso más con esta reforma, pues no hay justificación alguna para que ahora sean veterinarios quienes actúen como Inspectores Oficiales de Sanidad Vegetal bajo el argumento de que sólo es un control documental. Con la misma justificación podríamos tener a médicos, psicólogos, abogados o mecánicos actuando como Inspectores Oficiales en materia fitosanitaria, ya que el MAPA considera que estos controles los puede hacer cualquiera, rebajando el control y la inspección fitosanitaria como un mero trámite administrativo que hay que agilizar.
Esta falta de sensibilidad puede tener consecuencias muy graves. Una plaga o enfermedad de los vegetales puede entrar en cualquier partida de importación y, en función de la época del año y del ciclo del patógeno, manifestarse tiempo después y a muchos kilómetros de distancia, siendo ya muy difícil de erradicar. De ahí la importancia de la prevención en materia fitosanitaria con personal profesionalmente competente.
Paralelamente, esta reforma puede considerarse una falta de respeto profesional hacia los veterinarios oficiales que desarrollan su labor en los PCFs, al darles instrucciones para firmar inspecciones en las que no tienen competencia técnica, suponiendo un menoscabo profesional y un riesgo en la actuación de este colectivo.
Es inaceptable que, habiendo estudios reglados y profesiones especializadas en protección vegetal, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ponga deliberadamente en peligro nuestras producciones y ecosistemas, tratando la inspección en frontera como un simple trámite administrativo o una carga burocrática más que, simplemente, hay que cumplir sobre el papel. Es urgente volver a la mayor exigencia técnica y profesional de nuestros inspectores oficiales.