Uno de los ejes centrales fue la exposición de productos y tecnologías que permiten una fertilización más eficiente, sostenible y rentable
Las tierras de Villarmentero de Esgueva se convirtieron en un aula al aire libre para más de un centenar de agricultores llegados de distintas localidades de la provincia y zonas cercanas. En una jornada organizada con el objetivo de compartir conocimientos, descubrir nuevas técnicas de manejo y fomentar el encuentro entre profesionales, la cita combinó el análisis de datos de campañas anteriores, la visita a parcelas con diferentes cultivos y manejos y la exposición de soluciones técnicas que hoy ya están marcando la diferencia en el rendimiento y la sostenibilidad de los cultivos. Todo ello en un ambiente de convivencia que reforzó la idea de que el futuro del campo se construye de manera colectiva.
La II Jornada de Villarmentero contó con el apoyo de Fernando Miranda Sotillos, Consejero en la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación ante la Oficina de las Naciones Unidas (ONU) y otros organismos internacionales en Ginebra y la Consejera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla y León, María González Corral.
Datos que marcan el rumbo: la charla inicial
Técnicos y organizadores dieron la bienvenida a los asistentes y ofrecieron una charla de apertura en la que se repasaron los principales resultados de la campaña pasada y se mostraron comparativas con la evolución de este año.
Gracias a la recopilación y análisis de datos —uno de los pilares de la agricultura 4.0— los asistentes pudieron ver con gráficos y cifras concretas cómo distintas estrategias de fertilización, rotación o manejo del nitrógeno habían influido en el desarrollo de los cultivos. No se trataba solo de números, sino de información práctica para decidir mejor: qué variedad sembrar, cómo ajustar la dosis de fertilizante o qué estrategia aporta más estabilidad ante un clima cada vez más irregular, y todo ello de una manera objetiva, basados en todos esos datos recopilados.
Los resultados confirmaron algo que muchos agricultores intuían: la tecnología de precisión y el uso racional de insumos permiten obtener más rendimiento con menos recursos, al mismo tiempo que se mejora la sostenibilidad medioambiental.

Fertinagro y las soluciones que marcan la diferencia
Uno de los ejes centrales de la jornada fue la exposición de productos y tecnologías que permiten una fertilización más eficiente, sostenible y rentable. Los técnicos de Fertinagro detallaron con datos reales de la zona cómo herramientas innovadoras como el nitrógeno protegido, el fósforo gradual y la tecnología AZÓN están ayudando a mejorar sus resultados.
Nitrógeno protegido (DURAMON) se mostró cómo este fertilizante, gracias a su formulación especial, reduce pérdidas por volatilización y lixiviación, asegurando que el nutriente esté disponible durante más tiempo para la planta. En un contexto de precios elevados y presión medioambiental, esta tecnología permite optimizar cada unidad de nitrógeno aplicada, obteniendo mayor eficiencia y menor impacto.
Fósforo gradual: (NOVOPHOS) los ensayos comparativos reflejaron cómo esta innovación facilita una liberación progresiva del fósforo, adaptándose al ritmo de absorción del cultivo. De este modo se evitan bloqueos y se incrementa la disponibilidad del nutriente en las fases críticas del desarrollo, como el enraizamiento o el inicio de la floración.
Tecnología AZÓN: se destacó el papel de la bioestimulación en la mejora de la absorción de nutrientes, al actuar sobre la microbiología del suelo y potenciar la eficiencia del uso de nitrógeno. Los técnicos explicaron cómo esta solución contribuye a incrementar los rendimientos y a mejorar la resiliencia de los cultivos frente a situaciones de estrés.

Un espacio para compartir y aprender entre todos
Más allá de los contenidos técnicos, la jornada se diseñó como un espacio de intercambio. Las visitas en campo favorecieron conversaciones y la puesta en común de experiencias. Algunos compartían cómo manejan sus cultivos, otros comentaban sus estrategias de rotación o las plagas que más les preocupan, incluso apuestas sobre los rendimientos de las parcelas visitadas.
Esa interacción espontánea fue uno de los puntos fuertes del día, recordando que la agricultura, aunque a menudo sea un trabajo individual en cada explotación, se fortalece enormemente cuando se comparten conocimientos y se genera comunidad.
La comida: un momento de encuentro
Tras la parte visita al campo, llegó el momento de sentarse a la mesa. Los asistentes disfrutaron de una comida conjunta en la que no faltaron productos de la tierra. Fue un momento distendido, donde los agricultores pudieron seguir charlando, compartiendo inquietudes y valorando lo visto anteriormente.
El ambiente era relajado, con risas y anécdotas que cruzaban la mesa de un extremo a otro. No faltaron los brindis por una buena campaña y los agradecimientos a quienes hicieron posible la jornada. El almuerzo sirvió también para reforzar lazos entre agricultores de diferentes zonas, algo especialmente valioso en un sector en el que el apoyo mutuo y la cooperación pueden marcar la diferencia.

Sorteo de regalos: un cierre festivo
Como colofón, se organizó un sorteo de regalos entre los asistentes. Herramientas, equipamiento agrícola, productos y otros obsequios prácticos hicieron las delicias de los ganadores. La emoción crecía con cada número anunciado, y las sonrisas de quienes se llevaron algún premio reflejaban el buen sabor de boca con el que se cerraba la jornada.
Más allá del valor material, el sorteo fue un gesto simbólico que reforzó el espíritu de comunidad y agradecimiento hacia todos los que participaron.

Compromiso con el futuro del campo
El evento de Villarmentero de Esgueva no fue una jornada más. Supuso un ejemplo claro de cómo el sector agrícola se está adaptando a los retos actuales: la necesidad de producir más con menos, de hacerlo de forma sostenible y de aprovechar la tecnología y la ciencia para mejorar cada día.
La participación de 100 agricultores demuestra que hay interés y motivación para avanzar, y que las actividades de formación y demostración en campo son una herramienta fundamental para conseguirlo. El contacto directo con las parcelas, la posibilidad de hacer preguntas y ver resultados reales en condiciones locales es algo que difícilmente se puede sustituir con manuales o presentaciones.
La organización ya ha manifestado su intención de repetir la experiencia, ampliando contenidos y buscando nuevas fórmulas para seguir aportando valor. Los asistentes, por su parte, se marcharon con la mochila llena de ideas, técnicas y, sobre todo, con la certeza de que el futuro del campo se construye juntos.
Una jornada para recordar
En definitiva, la jornada de campo en Villarmentero de Esgueva dejó claro que la combinación de conocimiento técnico, demostraciones prácticas y un ambiente de colaboración es la receta perfecta para impulsar la agricultura del siglo XXI. Entre cultivos vigorosos, charlas apasionadas y una buena comida compartida, los agricultores demostraron que, más allá de sembrar y cosechar, también cultivan algo igual de valioso: la unión y el compromiso por un campo vivo y próspero.