A la espera de la ratificación del Reglamento por parte de la Unión Europea, ASAJA advierte que seguirá de cerca la letra pequeña del acuerdo y no tolerará cambios en normas de bienestar animal, sanitarias y fitosanitarias que pongan en riesgo al consumidor europeo.
La Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) ha participado en la reunión del grupo de trabajo sobre aranceles de productos agroalimentarios, celebrada en la sede del Ministerio de Economía y presidida por el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, junto al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. En el encuentro han estado representados todos los sectores agroalimentarios afectados por el reciente acuerdo comercial alcanzado entre la Unión Europea y Estados Unidos.
ASAJA ha reiterado que este pacto es un “acuerdo negativo” para los agricultores y ganaderos europeos, que vuelven a ser la moneda de cambio en negociaciones internacionales donde otros sectores salen favorecidos. La organización agraria reclama que, mientras no se apruebe el Reglamento definitivo, se tengan en cuenta a los sectores más sensibles tanto en este como en futuros acuerdos comerciales.
Petición de compensaciones en la UE y en España
ASAJA ha exigido que la Comisión Europea, competente en materia de acuerdos comerciales, establezca un paquete de ayudas compensatorias que mitigue las distorsiones de mercado y las pérdidas derivadas de este acuerdo. Asimismo, ha instado al Gobierno de España a poner en marcha ayudas de Estado específicas para agricultores y ganaderos, siguiendo el ejemplo de otros países europeos como Polonia, que durante el conflicto entre Rusia y Ucrania aplicó ayudas.
Como único elemento favorable, ASAJA reconoce que, hasta que el reglamento no sea aprobado, el sector gana en seguridad jurídica, lo que permite cierta previsibilidad en el corto plazo. Sin embargo, insiste en que el balance global es muy negativo y que continuará con sus reivindicaciones.
ASAJA subraya que la situación actual exige medidas urgentes y valientes, tanto a nivel comunitario como nacional, para proteger a los agricultores y ganaderos. De no adoptarse compensaciones suficientes, el campo español se verá abocado a una pérdida de competitividad insostenible.
La organización concluye que los productores no pueden seguir siendo los sacrificados en cada negociación internacional y que es hora de situar al sector agrario en el centro de la política comercial europea.