Gracias a su rentabilidad y buena adaptación a los suelos y distintas climatologías de la Península Ibérica, la colza se está convirtiendo en un cultivo en auge en toda España. Singularmente en Castilla y León, donde ha despertado el interés de los agricultores que han puesto en él su confianza de cara a la mejora de la rentabilidad de sus explotaciones.
De cara a facilitar y orientar mejor el trabajo a realizar, desde el Servicio Agronómico de Pioneer queremos ofrecer algunos consejos prácticos que, sin duda, serán de gran ayuda para aquellos agricultores que estén pensando en la colza para sembrar este otoño.
1. Prepare bien el suelo
La colza, por el diminuto tamaño de su semilla, necesita una preparación esmerada de los 20 cm superficiales del suelo. Para una germinación en cantidad y calidad adecuadas, debemos asegurar una preparación mullida y fina que permita un íntimo contacto entre el suelo y la semilla. La colza se adapta a casi todos los tipos de suelo, tolera bien suelos salinos y con rango de pH óptimo entre 5,5 y 8. Si la preparación cultural del suelo no nos asegura una buena cama de siembra, es preferible recurrir a la siembra directa.
2. Cuándo y cómo sembrar la colza
Las primeras semanas de octubre marcarían el límite para las siembras de colza de invierno en la zona norte de España, aprovechando así las primeras lluvias de otoño en la nascencia para llegar al estado de roseta antes de las primeras heladas. En el sur, la siembra otoñal de colza comienza en septiembre y se extiende hasta la última semana de noviembre, ya que no tiene parada invernal ni riesgos de heladas.
La dosis de siembra a emplear debe garantizar una población final de plantas entre 30 y 40 por metro cuadrado, con lo cual recomendamos en secanos normales o pobres, densidades de 4 kilogramos de semilla por hectárea (entre 65 y 75 semillas/m2) y en secanos frescos y riego de 2,5-3 kilogramos de semilla por hectárea (entre 45 y 55 semillas m2). Podemos utilizar para ello sembradoras de cereal o de precisión, que permiten una reducción en la dosis. La distancia entre líneos deberá estar entre 20 y 45 cm., mientras que la profundidad de siembra ideal estará comprendida entre 1 y 2 centímetros debido al pequeño tamaño de la semilla.
3. Una tarea fundamental: control de malas hierbas
Realizar un control adecuado de malas hierbas desde el inicio, es básico para el buen desarrollo del cultivo de colza, teniendo en cuenta que el momento más crítico es desde la siembra hasta las 8 hojas del cultivo.
Puede hacerse una eliminación completa en labores preparatorias del suelo y aplicando un herbicida total antes de la siembra.
Existen híbridos de colza con tolerancia a herbicida que permiten un mayor control de malas hierbas de una forma más fácil y eficaz. Las variedades de colza híbrida que incorporan la tecnología Clearfield®, como es el caso de PT200CL de Pioneer, permiten un control de amplio espectro en una sola aplicación de herbicida, incluyendo crucíferas. PT200CL destaca además por su gran vigor de nascencia, su excelente producción y elevado contenido graso.
En colza convencional se puede hacer un primer control con herbicida total antes de la siembra y en post-emergencia aplicar metazacloro. Dentro de este tipo, podemos citar PT225, una colza de ciclo semi-precoz a madurez, que desataca por su vigor de partida, buen comportamiento en condiciones de frío y frente a dehiscencia.
4. ¿Cómo debemos abonar nuestro cultivo de colza?
Las necesidades de abonado en colza van a depender del potencial productivo del terreno y de su nivel de fertilizantes, por lo que se recomienda realizar un análisis de suelo de las parcelas y conocer el nivel de nutrientes de estos. Como norma general, aplicaremos para secano sobre 80-90 UF de nitrógeno (30-40% en fondo), 60 UF de fósforo (en fondo) y 60 UF de potasio (en fondo). En regadío, será preciso aumentar un 15-20% estas aportaciones.
El azufre es un elemento esencial para la colza, el cual aplicaremos en cobertera junto con el nitrógeno en cantidades de 60-65 UF por hectárea.
5. Control de plagas y enfermedades
Las plagas que pueden tener más incidencia en nuestras latitudes son los limacos o babosas a principios de cultivo, controlados por tratamientos específicos disponibles en el mercado.
Al principio del ciclo, puede darse algún ataque de pulguilla, mientras que al final pueden aparecer poblaciones de pulgones que, con tratamientos a principio de incidencia en los bordes de la parcela, permiten un buen control.
Hay que prestar especial atención también a la posible aparición de gorgojos durante la primavera.
Enfermedades como mal del pie o esclerotinia, pueden representar un problema serio según la fase del cultivo en que se presenten. Las colzas de Pioneer presentan una buena tolerancia frente a ellas.
6. Cosecha: La clave es la humedad
La recolección de la colza se debe realizar cuando la humedad general de la parcela esté entre un 8-11 % para evitar merma en producción y mayor grado de dehiscencia o caída de grano por sobre-maduración. Vigile especialmente el momento óptimo recomendado de cosecha, prestando atención a estos indicadores: vainas marrones, semilla gris-negruzca y semillas sueltas en la vaina cuando la movemos. Es importante no esperar a la sobre-maduración, ya que aumenta la dehiscencia o caída de semillas, disminuyendo la producción final de nuestra parcela.
La cosecha se puede realizar con cosechadoras de cereal, recomendando evitar las horas centrales del día con altas temperaturas y con la regulación adecuada al tamaño de la semilla. Para evitar impurezas, corte lo más alto posible.
Autor: Servicio Agronómico de Pioneer.
® Clearfield es marca registrada de BASF
