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¿A dónde vas Rueda?. Esta es la pregunta que nos hacemos los viticultores de la D.O. Rueda y que no tardando se tendrán que hacer las bodegas. En un sistema económico capitalista, con libre mercado, todas relaciones comerciales se rigen por la Ley de la oferta y demanda.

Para la vendimia de 2020 la oferta de uva, en condiciones normales, será muy superior a lo que puedan recepcionar las bodegas acogidas a la D.O. Rueda. Este desequilibrio entre oferta y demanda con la uva, ocasionara tensiones en las relaciones comerciales entre viticultores y bodegueros.

En principio las bodegas, podrán elegir las parcelas que más le interesen, adaptará la entrada de uva a las previsiones que tenga de venta de vino y podrá decidir qué precio paga por esta uva, ya que además las bodegas durante estos años han incrementado notablemente la superficie de viñedos propios.

Por otro lado, el viticultor intentará defender la antigüedad y fidelidad, ante su bodega, para asegurar la entrada de su uva, y en cuanto al precio, eso será otro cantar. Una importante cantidad de hectáreas y de viticultores se moverán entre la incertidumbre y la desesperación al no tener garantizada la entrada de sus uvas en alguna bodega de la D.O. Rueda. Esta situación propiciara una segura caída del precio medio de la uva, llegándose incluso a ventas por debajo de los costes de producción. Surgirán negocios al amparo de esta crisis, y también nuevas oportunidades. Tendrá que salir uva y vino elaborado en la D.O. Rueda fuera de la denominación y competirá en los mercados con los propios vinos con D. O. Rueda.

Con las previsiones de una vendimia normal, sin contar con posibles heladas tardías, sequía o pedriscos y con cerca de 20.000 hectáreas en producción, nos podemos encontrar con más de 150 millones de kilos de uvas en el mercado. La actual capacidad elaboradora de todas las bodegas acogidas a Rueda, ¿va a poder absorber este volumen de uva?. Y la otra pregunta ¿les interesa elaborar ese volumen?. Además, las bodegas tienen que solventar las ventas de este año, muy mermadas por el freno que supondrá el freno a las exportaciones, (los aranceles USA, el Covid-19 y la dificultad que supone el emergente mercado ruso), sumado al frenazo en el canal HORECA , para este segundo trimestre.

¿Por qué se ha producido este desequilibrio entre la oferta y la demanda de uva?. El principal factor de tensión está en el descontrolado incremento de nuevas plantaciones.  Atraídos por el interesante precio que la uva ha tenido estos últimos años, (medias de 80 céntimos /Kg.)  y por las altas producciones permitidas (10.000 K/Ha), presentaban al viñedo de RUEDA, como uno de los cultivos más rentables de España.

Esta situación se tenía que haber planteado, por parte del Consejo Regulador, mucho antes. La restricción a nuevas plantaciones, que el Ministerio de Agricultura ha implantado, por petición del Consejo Regulador, llega demasiado tarde. Esta restricción tendría que haber tenido un carácter preventivo y no curativo.

Los Consejos Reguladores en las diferentes Denominaciones de Origen, deben tener una función reguladora, como su propio nombre indica. Esa función reguladora tiene que tener como horizonte la calidad, pero también la cantidad en aras de conseguir esa calidad.

El Consejo Regulador de Rueda, es el organismo competente, para elevar al Ministerio de Agricultura una petición para que este restrinja, las nuevas plantaciones por un periodo de tiempo suficiente, y que no se produzca un desequilibrio entre la oferta y la demanda de uva.

Personalmente, creo que, en la actual configuración del Consejo Regulador de Rueda, la representación de los viticultores está totalmente desdibujada frente a los intereses legítimos del sector elaborador. Los viticultores tienen que ver defendidos también sus legítimos intereses. Cuestiones como las tasas, el 4% de bonificación por vendimia mecanizada, etc. Aspectos, que poco a poco van mermando la rentabilidad de sus viñas y en consecuencia ponen en riesgo la capacidad de inversión, que permita conseguir una producción de mayor calidad, para poder elaborar los vinos que identifican a RUEDA.  Además de exigir una mayor transparencia en la toma de decisiones, lo que revierte en una mejor información al viticultor.

Para conseguir equilibrar la oferta y demanda de uva y volver a la senda de los precios equilibrados, se tienen que dar dos factores. Primero, frenar temporalmente la nueva entrada de viñas en producción, eso ya está en marcha. Y a continuación incrementar la venta de vino por parte de las bodegas, fundamentalmente por la vía de conquistar nuevos mercados.

Esta ardua tarea nos corresponde a todos, los viticultores consiguiendo cada vez uva de mayor calidad y las bodegas elaboradoras con innovación e imaginación ofertando vinos menos uniformes y accediendo a nuevos nichos de mercado.

Lanzo alguna idea; Ir explorando la vía de los vinos de guarda, lo que supone dotar al vino de mayor valor añadido y disponer de más tiempo en su comercialización. Además de conseguir elaboraciones más diferenciadas, incluso abriendo el abanico a otras variedades que aporten matices innovadores.

A la espera de que todos superemos el confinamiento y podamos levantar una copa de vino de RUEDA, para poder brindar por el futuro.

Autor: Lucio Fernández Choya. Viticultor en la D.O. Rueda

 

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