El Servicio Agronómico y de Cultivos de ACOR ofrece unas recomendaciones para mejorar la implantación del cultivo
Las precipitaciones que han acompañado a lo largo de esta última campaña agrícola, sobre todo durante la primavera, originaron un aumento de producciones en la mayoría de los secanos de nuestra región.
Incremento que también se ha observado en las parcelas de colza, lo cual, pone de manifiesto los excelentes resultados que se pueden obtener con este cultivo y, con los precios actuales, el dividendo de rentabilidad es mayor con respecto a otros, aun teniendo rendimientos menores en colza. Hay que recordar que teóricamente la producción de colza se estima en un 70-75% a la que se obtendría en el cereal, pero en la práctica se observa que en las comparativas la productividad se asemeja bastante.
Todo esto lleva a ratificar el beneficio que aporta la inclusión del cultivo de colza en nuestra explotación. No sólo en situaciones de regadío, cuya producción y rentabilidad está prácticamente asegurada con los aportes de riego, sino también de secano.
Apenas un mes después de finalizar la cosecha de esta última campaña, nos adentramos en una nueva campaña de siembra. Aprovechando las tormentas propias del verano, como las acontecidas en esta última semana comenzaremos a acondicionar el terreno de cara a la sementera.
Dada la irregularidad de estas precipitaciones estivales las labores preparatorias serán eficaces en mayor o menor medida pero siempre más positiva que si mantenemos el terreno sin mover hasta el momento de la siembra, sobre todo en parcelas de secano.
Llegados a esta época, es bueno recodar una serie de pautas para que la implantación se produzca lo más óptima posible.
Aunque año a año van disminuyendo los casos, continúan presentándose casos de fitotoxicidad provocados por residuos de herbicidas empleados, contra hoja ancha, en cultivos anteriores. Deberíamos tener información objetiva en cuanto a los herbicidas que se aplican en el cultivo anterior sobre todo cómo pueden repercutir esos herbicidas residuales en la colza. En caso de duda respecto a la información, lo recomendable sería no llevar a cabo la siembra.
Aunque también existe la posibilidad, en función de la agresividad del herbicida precedente, de utilizar semilla Clearfield puesto que tiene tolerancia a herbicidas ALS.
Teniendo en cuenta esta tecnología, debemos ser conscientes de su manejo para conseguir no sólo un buen resultado de producción sino también un útil control de malas hierbas en post emergencia del cultivo mediante el uso de CLERANDA (Imazamox1.75% + Metazacloro 37.5%). Al igual que hacíamos referencia en el párrafo anterior debemos ser cuidadosos en cuanto a su uso para que no afecte a los cultivos siguientes por posibles efectos fitotóxicos.
Aun así, considerando la rotación de cultivos y con el fin de evitar problemas en el futuro debemos ser cautelosos y optar por la alternancia en el uso de estos productos fitosanitarios. Un dato favorable es que en los últimos años se están incorporando para la colza, en el registro del ministerio, materias activas que permiten tal fin.
En definitiva, para el control de malas hierbas, realizar un buen manejo de los herbicidas en función del tipo de malas hierbas, bien sean de hoja ancha y/o estrecha. Sin olvidar que el mejor herbicida es el propio cultivo
Desde el punto de vista nutricional es fundamental la aplicación de abonado de fondo para obtener un crecimiento vegetativo y desarrollo radicular lo más rápido posible. Del mismo modo que se tiene mayor precaución con respecto a los herbicidas utilizados en el cultivo precedente para que la planta, desde el punto de vista sanitario, no tenga dificultades; el suministro de nutrientes previo a la siembra contribuirá a contrarrestar los bajos niveles de materia orgánica que muestran los suelos de la región, en mayor medida en los secanos, y a un desarrollo inicial óptimo para afrontar más favorablemente posibles contratiempos.
Centrándonos en la operación de siembra, dosis de semilla inferiores a las recomendadas (regadío: 0.75-1 millón de semillas, secano: 1.5-2 millones de semillas) hacen que la probabilidad de implantar el cultivo se reduzca de forma importante, en caso de que aparezcan adversidades. Aunque en zonas favorables o con condiciones de humedad y temperatura propicias reduciremos estas dosis. En cualquier caso, la propia experiencia adquirida por el agricultor adquiere importancia a la hora de decidir la cantidad de semilla empleada.
Si en los últimos años la siembra interlínea o monograno con máquinas neumáticas de precisión era una opción en cualquier situación, esta modalidad se emplea cada vez más en secano ya que se consigue favorecer la emergencia de las plántulas con menos dosis de siembra, aumentando la probabilidad de implantación incluso en situaciones de poca precipitación y además pudiendo prescindir del herbicida de hoja ancha mediante la realización de arique.
Las dosis recomendadas, en este tipo de siembra, se reducen en torno a un 50% con respecto a la convencional.
En cuanto a fechas de siembra, lo ideal es llevarlo a cabo durante el mes de septiembre. Pudiéramos establecer como fecha límite el 15 de octubre pero seguramente vaya a repercutir en nuestro desarrollo otoñal que es clave en el rendimiento final. En secano habrá que esperar lógicamente a la entrada de algún frente tormentoso o precipitaciones que aporten la humedad óptima para la siembra y próspera implantación.
Para finalizar, en este artículo presentamos las variedades de colza recomendadas para esta campaña 2020-21, a partir de los resultados obtenidos en los distintos ensayos llevados a cabo en la región.
Autor: Servicio Agronómico y de Cultivos de ACOR.
TABLA VARIEDADES rECOMENDADAS DE ACOR
